Los clubes no se le deben arrodillar a los jugadores

Foto: bola.com

Ningún jugador es más grande que un club. Ningún equipo debe arrodillársele a un jugador, por más talento que tenga. Y eso lo hizo PSG (en cierta medida) con Kylian Mbappé cuando evitaron que se fuera al Real Madrid mediante la famosa renovación excesiva en su contrato.

Pagarle €6M al mes y el 100% de las ganancias por derechos de imagen, sin olvidar (según varios medios) que le dieron bastante poder en ciertas decisiones dentro del vestuario y en la toma de decisiones en el club.

Pero lo que está condicionando el futuro del delantero francés es la famosa prima de fidelidad que le garantiza la ‘modesta’ suma de €80M. Resulta que esta cláusula está activa hasta el momento en que Mbappé finalice contrato con la entidad parisina y, entre otras cosas, dictamina que el jugador tiene que mostrar ‘lealtad’ a la institución, de lo contrario se desactivará.

Tal prima de fidelidad es la que ha causado que el máximo goleador del Paris Saint-Germain (en su historia) insista en que quiere cumplir su año de contrato restante (hasta 2024), esto técnicamente está totalmente aprobado para ser incluido como muestra de lealtad con el equipo. Pero el actual campeón de la Ligue 1 no quiere que abandone París sin dejar una cuantiosa suma de dinero, por lo que le dijeron al jugador “o renuevas, o sales vendido”. El tema es que no se avista una renovación después de que Kylian declarara que jugar en el PSG no significa una ventaja para crecer como futbolista, y si se llega a encontrar un acuerdo con el Real Madrid (el mayor candidato a quedarse con el francés), Mbappé no querría irse, aún, debido a la cantidad de dinero que perdería.

Esta es la consecuencia de creer que empapar de dinero y beneficios a un jugador evitaría su posibilidad de una partida. Ahora, el PSG está en un embrollo porque por nada del mundo quiere permitir dejar salir a un jugador de la importancia de Mbappé gratuitamente, y si finalmente se queda en el equipo, el ambiente dentro del vestuario no será el adecuado para lograr sus objetivos (hay que recordar que las declaraciones del delantero no dejó contentos a varios de sus compañeros y a algunos de los nuevos jugadores del club); por tanto, el Paris Saint-Germain está en una encrucijada veraniega que en definitiva quedará grabada por siempre en la historia de este deporte y demuestra lo que no debería hacer un equipo: arrodillársele a un jugador.

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