El Futuro del Fútbol Femenino en Colombia: Reflexiones Post Mundial.

El brillante desempeño de la selección nacional abre debates cruciales sobre el camino que debe seguir el fútbol femenino en el país.

Foto: El País

La histórica actuación de la Selección Nacional en el Mundial Femenino es motivo de celebración y agradecimiento. No obstante, es imperativo mirar más allá de los logros inmediatos y examinar detenidamente la dirección que debe tomar el fútbol femenino en Colombia.

Mientras las emociones están a flor de piel, es el momento oportuno para plantear preguntas esenciales y abordar los desafíos que se avecinan.
Los éxitos obtenidos por la Selección Femenina en el Mundial han colocado el fútbol femenino en un pedestal, generando un legítimo orgullo nacional. Sin embargo, junto con la emoción de la victoria también surgen interrogantes sobre el rumbo a seguir.

Es crucial evitar que el enfoque en el éxito momentáneo nos impida ver las cuestiones más profundas que afectan al deporte. Mientras las jugadoras son agasajadas y festejadas, existe una sensación de abandono para aquellos que han sido fundamentales en su formación desde temprana edad.


El fútbol base femenino está en una situación preocupante, y la falta de atención y apoyo se hace sentir de manera directa.
La creación de la Liga colombiana en 2017 marcó el inicio de un declive en el fútbol aficionado, que históricamente ha sido la cantera de talento para la Selección Nacional, las condiciones contractuales precarias y la falta de regulación por parte de la FIFA han resultado en un ambiente donde las futbolistas se encuentran en una posición vulnerable y los clubes de la liga profesional tienen una influencia desproporcionada.


La incertidumbre en torno a los contratos y la ausencia de un sistema de traspasos sólido han llevado a situaciones donde las jugadoras buscan oportunidades en el extranjero o cambian de equipo sin restricciones, este panorama dificulta la formación constante de talento en el país y pone en peligro la sostenibilidad a largo plazo del fútbol femenino, la solución parece residir en una liga más estructurada, con torneos regulares, espacios para clubes aficionados y profesionales, y un enfoque en el desarrollo continuo de jóvenes talentos, la implementación de estas mejoras no está bajo el control directo de la dirigencia colombiana, sino que requiere de decisiones conjuntas con la FIFA y los propietarios de los clubes.


Más allá de los triunfos recientes y el crecimiento evidente del fútbol femenino en Colombia, es esencial mirar con claridad las realidades subyacentes, la celebración no debe obnubilar las deficiencias en la estructura deportiva.
En este período de júbilo, es vital entablar un diálogo franco sobre el estado de la liga profesional, los contratos de las jugadoras y la inversión en la formación de talento, solo a través de una reflexión honesta se podrá asegurar un futuro sostenible y exitoso para el fútbol femenino en Colombia.

Aunque el camino puede ser desafiante, la determinación de las jugadoras y la atención que han atraído ofrecen un rayo de esperanza para un cambio positivo en la dirección del deporte.

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