Fluminense se encuentra en la final de la Copa Libertadores, un logro inesperado a principios de año, enfrentándose al desafío de asegurarse la gloria en el Maracaná este sábado, 4 de noviembre, contra Boca Juniors. El equipo, bajo la dirección de Fernando Diniz, ha sorprendido con su ejecución del ‘jogo bonito’, liderado por figuras como Marcelo, Ganso, y Arias, sin embargo, se enfrenta a una vulnerabilidad evidente en su defensa.
A pesar de no ser considerado un favorito al inicio de la temporada, el Fluminense ha demostrado una capacidad de reacción en momentos cruciales y un potencial ofensivo destacado, encabezado por el máximo goleador del torneo, Germán Cano. A pesar de sus más de cien años de historia, el equipo solo cuenta con el recuerdo amargo de la final dramática de 2008, y ahora está decidido a no revivir otro ‘Maracanazo’.
El entrenador Fernando Diniz, elogiado por figuras como Neymar, ha demostrado ser un estratega con enfoque ofensivo, marcando una filosofía de juego similar a la de Guardiola, lo que les ha permitido superar desafíos importantes en su camino a la final.
El ataque del equipo, liderado por Cano y respaldado por jugadores como Keno, Jhon Arias, Ganso, Yony González, y John Kennedy, ha sido altamente efectivo, pero los problemas más significativos surgen en la defensa. A pesar de contar con jugadores experimentados como Marcelo y Felipe Melo, la defensa del Fluminense ha mostrado fragilidades, encajando un promedio de un gol por partido en la Libertadores y presentando una de las peores marcas defensivas en el Campeonato Brasileño.
El equipo encara la final con determinación, ansioso por superar su debilidad defensiva y hacer historia. La final del Maracaná se presenta como una oportunidad para redimir el pasado y consagrarse en la competición más prestigiosa de clubes de América, pero deberá lidiar con su talón de Aquiles: la vulnerabilidad en su línea defensiva.